Para Maxi, por haberme convidado de su mate.
El mate se comparte, esa es la tradición. Resulta extraño tomarlo solo, siempre se debe estar en compañía de alguien para disfrutarlo. O al menos esa es la explicación que un amigo argentino me daba a mí y a un grupo de latinoamericanos una tarde de verano, mientras nos acercaba el termo y nos invitaba a probar de su yerba. El mate, nos dijo, es una rutina que se lleva a cabo para conversar con los demás. Por eso, para que el mate tenga buen sabor, es necesario acompañarlo con historias y anécdotas, de lo contrario sabe mal o le falta sabor. Por eso fue que, entre sorbos de mate, nos pusimos hablar de futbol. ¿De qué otra cosa íbamos a hablar cinco latinoamericanos en territorio yanqui?